PALABRAS: epílogo

Panoramica nocturna de la favela de Rocinha, en Río de Janeiro, Brasil, 4 de diciembre de 2012.Con una población de entre 120 y 150,000 personas, Rocinha es la favela más grande de Río de Janeiro y una de las mas grandes del mundo.
Cafuné

Panoramica nocturna de la favela de Rocinha, en Río de Janeiro, Brasil, 4 de diciembre de 2012.

Con una población de entre 120 y 150,000 personas, Rocinha es la favela más grande de Río de Janeiro y una de las mas grandes del mundo.

Septiembre 2018  

 

"Recuerdo otra noche. Era el último día de carnaval.  

Hacía calor, como casi siempre en Río. Varios amigos, incluido Rafael, avanzábamos junto a miles de personas vestidos de blanco y dorado, llenos de purpurina, en un desfile callejero sin rumbo prefijado. Viemos do Egyto -vinimos de Egipto- era el nombre del bloco.  

Una carroza repleta de parlantes -siempre la música- lideraba la caravana que partió de Cinelândia, nuevamente en el centro carioca, frente al cine Odeón; paseó por las calles del barrio nocturno de Lapa y cruzó por un puente curvo al Aterro de Flamengo, un parque urbano gigantesco que rodea el mar.  

Cada tanto la carroza se detenía, el volumen de la música aumentaba y todos bailábamos frenéticos, sin noción del tiempo, sin conocernos, todos brillantes de blanco y dorado. Hasta Caetano Veloso escribió en su columna para un periódico sobre esa noche mágica e inusitada.  

Volvimos por otro puente a las calles del barrio de Glória, y sin tener muy claro cómo, nuestro grupo de amigos estaba bailando dentro de un taller mecánico convertido en bar y galería de arte contemporáneo. Ese bloco es Río de Janeiro.  

Uno sabe dónde empieza pero jamás imagina donde va a terminar.  

Ese pequeño viaje por la ciudad en la última noche de carnaval me hace pensar en las fotos de Rafael. Brillantes y oscuras. Cargadas de enigma. Lúdicas. Poderosas.  

Rafael retrató a Río como se retrata a un ser amado. Con pasión. Con paciencia. Con una curiosidad insaciable. Comió su tierra, aspiró su aire, se quemó con su fuego y encontró en el agua su cobijo, un remanso, una pausa.  

Sus fotos tienen los cuatro elementos y Rafael, generoso, nos convida a entrar en el agua cada vez que necesitamos tomar aliento. Tal cual sucede con la ciudad.  

Si Río no tuviera mar sería el infierno, o tal vez sería simplemente una ciudad normal. El mar tiene el efecto de esa palabra intraducible que Rafael sabiamente eligió para titular este libro, este homenaje; el mar es la mano con que Río nos hace cafuné, nos acaricia la cabeza con ternura, y es esa sensación, finalmente, la que perdura cuando tomamos distancia." 

 

(Epilogo Fotolibro "Cafuné" por Ana Schlimovich)